Seguramente todos hemos experimentado esa desagradable sensación de tomar una ducha pegado al muro debido a la baja presión de agua. Es, desafortunadamente, uno de los escenarios más comunes en los hogares mexicanos, pero ¿por qué sucede y cómo lo solucionamos?
La falta de presión es un problema muy frecuente, pero relativamente fácil de corregir. En la mayoría de los países desarrollados las redes municipales están siempre presurizadas (al menos en las grandes zonas urbanas), por lo que las casas se conectan directamente a estas redes, sin necesidad de tener un reservorio de agua como en los países con menor infraestructura hidráulica (como México), donde la gente recibe el agua municipal en una cisterna o un tanque. Esto implica que suelen tener una buena presión de agua, aunque tampoco es una garantía.
En estos sistemas la presión también puede variar a lo largo del día, bajando considerablemente durante las horas de mayor consumo, y subiendo en las de menor demanda. Esto se debe a que los sistemas municipales se basan en grandes bombas que trabajan las 24 horas del día, los 365 días del año, prácticamente sin descanso. Este problema puede generar incluso falta de agua cuando la demanda es demasiada.
En Latinoamérica es mucho más común encontrarnos con estos sistemas donde recibimos el agua en una cisterna, y con una bomba la subimos a otro tanque o tinaco ubicado en las azoteas, donde bajará por gravedad a los servicios. Parece ser una buena idea para asegurarnos de tener agua todo el tiempo, considerando que la infraestructura hidráulica en estos países suele ser ineficiente, entre fugas, tomas no reguladas y equipamiento viejo o de mala calidad. Quizás podamos asegurar, en el mejor de los casos, tener agua almacenada para poder llevar a cabo nuestras actividades diarias, pero nos encontramos con el mismo problema de baja presión, aunque en este caso no depende de la demanda de nuestros vecinos, sino de la física en sí.
Mientras en los países desarrollados la presión puede oscilar entre 1.5 Bar hasta 5 Bar (o incluso más), cuando tenemos un tanque en la azotea la presión es de 0.6 Bar en los pisos inferiores, y en los superiores (donde suelen estar las duchas) puede llegar incluso a ser de 0.1 Bar, y esa presión debe alcanzar para mover el agua a través de la tubería, pasar por las válvulas y llegar al cabezal de la ducha. El resultado es un chorro de agua que se parece mas a una fuga que a la imagen en la caja del cabezal que compramos con la ilusión de ducharnos como en un hotel de cinco estrellas.
Ahora bien, ¿Cómo resolver esto? En realidad es muy sencillo, pero siempre es importante acudir con un experto que pueda asesorarnos correctamente basado en nuestra necesidad y, por supuesto, en nuestra capacidad económica. Siempre se debe considerar además un factor que impactará directamente nuestro bolsillo más allá de la inversión inicial: el consumo energético. No debemos olvidar que aumentar la presión de agua implica invariablemente el uso de energía eléctrica.
Una solución es elevar el tinaco. Por cada metro de elevación que tengamos aumentaremos la presión en 0.1 Bar, así que si quisiéramos obtener 1.5 Bar tendríamos que elevarlo 15 metros. Esta es la razón por la que en un edificio de departamentos la gente que vive en los pisos inferiores tiene mas presión de agua que aquellos que viven en los pisos superiores, pero francamente elevar 15 metros el tinaco en una casa es una idea irrealizable, por decir lo menos. Además, como mencioné anteriormente, esto tiene también un costo energético, ya que ahora necesitaríamos una bomba de mayor potencia para elevar el agua a esa altura.
Otra solución es impulsar el agua que baja del tinaco con una bomba. Este tipo de bomba se conoce como presurizador, y equivale a subir el tinaco alrededor de 8 metros. En algunos casos es suficiente, en otros no mucho. Es una magnífica solución para aumentar el flujo de agua, pero la presión que genera sigue siendo muy pobre, y cada vez nos encontramos mas con electrodomésticos que requieren de una presión de agua mínima para poder funcionar correctamente (refrigeradores, lavaplatos o lavadoras, entre otros), por lo que no es una opción para todos.
Finalmente nos encontramos con los sistemas hidroneumáticos, que pueden ser o no de velocidad variable. Estos sistemas aumentan la presión del agua por encima de 1.5 Bar, incluso pueden configurarse para entregar más de 6 Bar. Existe una gama bastante amplia, y encontrar el balance adecuado entre costo y beneficio es labor de quien le asesore en la toma de esta importante decisión.
Basado en mi experiencia puedo asegurar que cada caso es distinto. A pesar de encontrarme casi siempre con residencias aparentemente similares con frecuencia hay algún factor que cambia por completo el requerimiento real, y encontrar esas medidas para confeccionar el traje a la medida del cliente no siempre resulta tan trivial. Al final es como comprar gafas: si realmente quieres estar cómodo con lo que compras necesitas considerar el peso del armazón, el color, el tipo de mica, incluso la marca, o en el caso de una bomba: flujo, presión, ruido, consumo energético, tamaño, calidad y hasta el aspecto físico; al final son los pequeños detalles los que marcan una gran de diferencia, y en el mundo de las bombas esta afirmación no es la excepción.
E. L.
Experto en sistemas de bombeo – BombasMX